Cómo combatir la deshidratación

A estas alturas de la partida, seguro que ya te habrás dado cuenta de que ser mujer tiene sus ventajas y sus inconvenientes. Junto a “maravillas” como la depilación y la menstruación llega una incorporación sorpresa: la deshidratación. Y es que nuestros síntomas después de una noche loca son más agresivos que los de los hombres. Los dolores de cabeza, la desgana, la irritabilidad, ¡todo se multiplica! Y, por supuesto, los peligros de la deshidratación, también. Precisamente por eso nuestras resacas son peores que las suyas.

Además, pasarte con las copas también comprometerá tu rendimiento en el gimnasio. ¿Sabías que estar deshidratada un 4% ya causa estragos en tu organismo? Según un estudio de Clinics in Sports Medicine tu rendimiento puede desplomarse hasta en un 30%. Presta atención y descubre por qué nos sucede y cómo remediarlo.

COSAS DE CHICAS

En primer lugar, nos deshidratamos con más facilidad que ellos por una cuestión de peso. “Las mujeres pesamos menos y, por lo tanto, tenemos menos volumen de líquido en el cuerpo”, afirma la experta en nutrición Montse Folch. A esto debemos sumarle aspectos meramente fisiológicos. Durante la fase lútea y premenstrual del ciclo nuestros niveles de estrógeno y progesterona son altos y nos hacen perder un 8% del plasma(la parte líquida de la sangre). El incremento de progesterona puede hacer que suba ligeramente nuestra temperatura corporal provocando que nos cansemos antes y reduciendo nuestra tolerancia al calor.

Además, también afecta a la cantidad de sodio de nuestro organismo. Esto es muy importante, ya que este macromineral ayuda a transportar agua a la sangre. La progesterona rivaliza por los mismos receptores que la hormona que lo produce, provocando que nuestro cuerpo elimine más sodio y contribuyendo así a la deshidratación.

Si estas tomando la píldora, la cosa todavía se pone más fea. El estrógeno y la progesterona se multiplican por ocho.

SORBOS DE SABIDURÍA

Pero no te fustigues, todavía puedes hacer unos brindis sin que tu cuerpo pague un precio desorbitado por ello. La coach nutricional Verónica Chazin, de Go Balance, advierte de que el límite para no perjudicar nuestro organismo está en los 20 g de alcohol. Esto equivale a un par de cervezas o copas de vino. Por lo tanto, a la mañana siguiente, tras unos bailoteos y alguna que otra copa, prepárate para el gimnasio con un buen menú hidratante. Arranca el día tomando un vaso de agua con el zumo de medio limón y prepárate un desayuno rico en líquidos. Lo mejor será que evites el café y acompañes tu manjar matutino con tu infusión preferida. “La cafeína tiene efectos diuréticos que pueden acentuar la deshidratación”, advierte Chazin.


También es importante que repongas líquidos a través de bebidas isotónicas. Estas contribuyen a que tu organismo recupere las sales minerales que ha perdido al asimilar el alcohol. Aunque, eso sí, cuando las circunstancias sean normales (vamos, que el único exceso que cometiste anoche fue ver Sálvame), con beber agua será suficiente. La doctora Folch recomienda que las incorporemos, especialmente, si vamos a realizar deportes de larga duración, intensidad o si vamos a darlo todo soportando altas temperaturas. Después de una noche de juerga, la mejor manera de eliminar toxinas es sudar con el ejercicio. “Pero corres un mayor riesgo de deshidratarte, por lo que necesitarás beber frecuentemente”, indica la coach nutricional de Go Balance. Una vez estés en el gimnasio procura realizar pausas para beber cada 15-20 minutos.

También es importante que lo hagas a sorbitos y no superes el litro por hora, ya que tu organismo es incapaz de absorberlo. Todo ese líquido extra se quedará danzando en tu estómago y dificultará el movimiento. Ahora que ya conoces todos los secretos para mantenerte hidratada a pesar de todo, puedes seguir siendo la reina del gimnasio (y de la pista de baile). Recuerda: copas de vino no más de dos. De oro, plata y bronce, las que quieras, campeona.